Nombre del autor:Carmen Menéndez

Mírame, no soy invisible

Entrar en la cincuentena es como como ponerse la capa de invisibilidad de Harry Potter. A esa edad, muchas mujeres tenemos la misma sensación: de repente es como si los otros dejaran de vernos, como si nos convirtiéramos en invisibles.

Un mujer de espaldas mira a la parte de atrás de un reloj

Obsolescencia programada

¿Por qué a partir de los 50 años dejamos de soñar a lo grande? No sé si os habéis dado cuenta, pero la lista de lo que «voy a hacer en mi vida» se resume a las vacaciones del próximo verano y poco más. Es como si nos hubieran implantado un microchip de obsolescencia programada en las neuronas.

Scroll al inicio