Salud

Culpable a cada mordisco. Cuando la alimentación sana se vuelve una peligrosa obsesión

El bombardeo continuo de información, a menudo contradictoria, sobre lo que debemos o no debemos comer, ha convertido la función básica de alimentarse en una montaña rusa emocional. Desde los medios de comunicación y las redes sociales nos dicen que este alimento es bueno y aquel otro es malo. Las dietas se multiplican: cero azúcar, sin carbohidratos, proteicas, paleo, détox… Nos dicen que no hay nada mejor que hacer ayunos intermitentes y los hay que hasta nos convencen de pincharnos medicamentos antidiabéticos para perder peso. ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Qué le pasa a esta sociedad paranoica, en las que unos están obsesionados con el deporte y la dietética, mientras otros se dejan caer en el sedentarismo y la obesidad?

Una científica observa una muestra de vinagre de sidra de manzana

Vinagre de sidra de manzana, un milagro en la despensa

Muchos supuestos superalimentos tienen nombres exóticos, cuestan un riñón y encontrarlos es más difícil que localizar a Wally.
No es el caso del vinagre de sidra de manzana, que tenemos en la cocina sin sospechar que es una maravilla, objeto de numerosas investigaciones científicas.

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