¿Cómo no llegar pobre a la jubilación? O cuando a los 50 descubrimos la pensión que nos va a quedar…

Hoy voy a hablaros de un tema sensible: el empobrecimiento de las mujeres cuando llegan a la jubilación. A lo largo de la vida hemos dedicado mucho tiempo y esfuerzo a los otros, y hemos superado mil avatares sin pensar en nuestro futuro. Sin embargo, cuando llegamos a 45, 50 o 55 años, las cosas cambian: los hijos crecen, tal vez nos hemos divorciado y, de repente, nos damos cuenta de lo poco que nos va a quedar de pensión y de que no tenemos ahorros suficientes o recursos que nos garanticen una vejez tranquila. En este artículo vamos a ver qué podemos hacer para mejorar nuestra situación económica en los años que nos quedan de vida activa.

  • Es posible que hayas tenido una carrera entrecortada o con tiempos parciales, o incluso que hayas decidido quedarte en casa para ocuparte de tus hijos.
  • Es posible que hayas multiplicado períodos sin trabajo y empleos mal remunerados.
  • También es probable que, en los albores de la cincuentena, te hayas divorciado, porque, como muestran las estadísticas, la mayoría de las rupturas matrimoniales se producen entre los 40 y los 49 años.
  • O que te hayas quedado en paro en la cincuentena, con pocas posibilidades de volver a encontrar un empleo o, al menos, de encontrar un empleo en las mismas condiciones.

Vulnerabilidad económica

Estos y otros factores hacen que muchas mujeres caminen hacia la jubilación en una situación de vulnerabilidad económica.

En la Unión Europea, las cifras son elocuentes. El último informe del Instituto Europeo para la Igualdad de Género muestra que los ingresos de la mujeres son un tercio inferiores a los de los hombres y sus pensiones, un 26 % más bajas. ¡Tres de cada cinco mujeres jubiladas españolas están por debajo del umbral de pobreza!

Las pensiones de las mujeres jubiladas de la UE son un 26 % más bajas que las de los hombres.

Vivir para los demás

Uno de los problemas de base es que, a lo largo de la vida, las mujeres tomamos decisiones pensando en los demás, sin medir las consecuencias que van a tener para nuestro futuro.

Las estadísticas reflejan que, en la inmensa mayoría de los hogares (más de un 75 %), el hombre es quien tiene el sueldo más elevado. Así que, cuando llegan los hijos, a muchas nos parece lógico pisar el freno en nuestra carrera por el bien de la familia y porque la conciliación de la vida familiar y laboral sigue siendo un rompecabezas.

Las madres pisan el freno en sus carreras para dedicar tiempo a sus hijos y pierden el tren del empleo,

Perdemos el tren del empleo

La consecuencia inmediata es que los ingresos de las mujeres caen cuando son madres, al mismo ritmo que su valor en el mercado laboral.

Si has dejado de trabajar algún tiempo para ocuparte de tu familia, conseguir que te vuelvan a contratar se convierte en una tarea titánica, como refleja con inteligencia este vídeo de Hirukide.

Las empresas temen que las madres no se impliquen y no estén disponibles

El panorama no es mucho mejor si mantienes tu trabajo, porque las empresas suelen pensar que, por el hecho de ser madre, vas a estar menos disponible e implicada. Por eso, te dejan al margen de promociones y oportunidades.

La consecuencia es que tu sueldo se resiente, mientras que el de tus colegas, con la misma formación y bagaje, sigue aumentando.

Las empresas no dan oportunidades ni promociones a las madres porque consideran que van a estar menos disponibles o implicadas.

Dejamos en manos de los hombres las decisiones financieras importantes

Otro factor que nos va a pesar a la larga es la tendencia que tenemos las mujeres de dejar las grandes decisiones financieras en manos de nuestra pareja. «No se me dan bien los números», argumentamos, a pesar de que llevamos todas las cuentas del hogar con precisión de relojero.

En esos años, la jubilación aún se nos antoja algo muy lejano, algo abstracto, mientras hacemos malabarismos entre la casa y el trabajo, entre cambiar el pañal al bebé, llamar a un cliente y hacer la compra en el supermercado.  

Los hombres se ocupan mayoritariamente de las grandes decisiones financieras de la familia.

En la cuarentena y la cincuentena, tomamos conciencia de nuestra situación financiera

Cuando llegamos a la cuarentena, las cosas empiezan a cambiar. Muchos matrimonios se rompen, los hijos se hacen mayores y despertamos del sueño, como Blancanieves, al descubrir nuestra situación económica.

Los divorcios se multiplican en la cuarentena, con el consiguiente empobrecimiento

En Europa, más de la mitad de los matrimonios acaban en divorcio y la mayoría de esos divorcios ocurren en la cuarentena (en España, el 40 % de los divorcios se producen cuando hombres y mujeres tienen entre 40 y 49 años, según el INE, y alrededor del 30 % cuando están en la cincuentena).

Y el divorcio, para la mayoría de las parejas de clase media y baja, es sinónimo de empobrecimiento económico, por la necesidad de dos hogares y la consiguiente duplicación de todos los gastos asociados.

Hombres y mujeres sufren las consecuencias, pero, a menudo, para ellas son más graves. En particular, si no tienen empleo o han sufrido altibajos en su vida laboral. Ese factor y su edad se convierten en enormes obstáculos para encontrar un trabajo.

El mayor número de divorcios tienen lugar en parejas en la cuarentena.

Efecto ‘senior’ en las empresas

Paralelamente, los niños se hacen mayores y dejamos de ser imprescindibles. Algunas mujeres aprovechan para pisar el acelerador en el trabajo, para ascender y reafirmarse; pero un porcentaje importante sufre el efecto ‘senior’, es decir, se sienten, de repente, arrinconadas en sus empresas y tienen la impresión de haber perdido el tren.

Perder el empleo a los 50

Otro batacazo económico importante para las mujeres puede venir de quedarse en paro en la cincuentena, una edad en la que resulta muy difícil volver encontrar trabajo o, al menos, un trabajo al mismo nivel. Con frecuencia, eso nos conduce a un túnel oscuro de desempleo, que puede desembocar en precariedad y empobrecimiento en un momento clave de nuestra vida.

Para las mujeres, perder el empleo en la cincuentena puede desembocar en precariedad y empobrecimiento.

Claves para evitar el declive económico

En este punto me gustaría insistir en una noción que repetimos artículo tras artículo en 50yque: a las mujeres de más de 45 años aún nos queda mucho tiempo por delante para cambiar las cosas. Aún podemos reinventarnos, cumplir nuestros sueños, cambiar de rumbo y de vida. No hay nada inamovible ni definitivo y estáis a tiempo de tomar medidas que os permitan mejorar vuestra situación económica para no tener que temerle a la vejez.

Veamos algunas de ellas, por este orden: medidas laborales, financieras y legales, y personales.

Medidas laborales

1. Formación y capacitación:

Que nadie os diga que os habéis quedado desfasadas. La formación es algo extremadamente importante a partir de los 45 años, tanto para mejorar vuestras competencias como para adquirir otras nuevas. Las empresas se obcecan con la edad, salvo que les demostremos que tenemos capacidades que buscan y necesitan. Por eso es conveniente:

  • Participar en cursos y talleres para actualizar nuestras habilidades
  • Obtener certificaciones en áreas de alta demanda laboral

2. Cambiar o redefinir nuestra carrera:

Nunca es tarde si la dicha es buena. Con la experiencia, la confianza y la libertad que nos dan los años, este puede ser el momento ideal para cambiar de carrera o sector. A muchas mujeres, la reconversión laboral les permite dar un nuevo impulso a su vida y, con ello, descubren que tenían mucho más empuje y energía de lo que pensaban.

  • Hay sectores en crecimiento en los que la edad tiene menos peso porque necesitan mano de obra, en particular en tecnología, salud y servicios sociales.
  • Algunas compañías, por razones de imagen o por convicción, están favoreciendo el empleo ‘senior’. Infórmate. Muchas de ellas ofrecen formación previa a personas que no conocen nada del sector.
Muchas mujeres eligen el camino de la reconversión laboral y eso da un impulso a su vida.
La reconversión laboral supone un nuevo renacer para muchas mujeres en la cincuentena.

3. Trabajar por cuenta propia o montar un negocio

Las mujeres a partir de 45 años se han convertido en un poderoso grupo emprendedor. Por distintas razones, que os explico en detalle en este artículo, deciden enrollarse la manta a la cabeza para crear algo a su medida.

Hay distintas posibilidades, con diferente nivel de responsabilidad:

  • Puedes ofrecer servicios de consultoría o freelance en tu área de experiencia. Algunas veces, este tipo de trabajo puede ser un complemento al empleo principal.
  • Emprender un pequeño negocio basado en tus habilidades y pasiones personales.
  • Y, por qué no, lanzarte a algo más grande, si estás convencida de que tu idea es la buena.

La falta de recursos puede ser un freno, pero a menudo existen subvenciones y ayudas, en particular para las mujeres emprendedoras, así como organizaciones que las guían y respaldan. También hay inversores dispuestos a poner dinero para hacer realidad un buen proyecto.

4. En tu empresa, atrévete a reclamar lo que te corresponde

Probablemente tu empresa te necesita mucho más de lo que tú piensas y puedes sacar partido de la situación. Tal vez ha llegado el momento de que te reafirmes y reclames el ascenso o el aumento de sueldo que consideras merecido. En el siguiente artículo te doy algunas pistas sobre cómo puedes hacerlo.

Medidas financieras y legales

1. Ver el estado de nuestras finanzas y hacer una planificación

Si no lo has hecho, conviene que eches cuentas y veas cuánto tienes, cuanto debes y analices tus ingresos y gastos. Por ejemplo, podrías:

  • Consultar con un asesor financiero que evalúe tu situación personal.
  • Crear un plan de ahorro e inversión adaptado.
  • Revisar y reducir gastos innecesarios.
  • Establece un fondo de emergencia para los imprevistos.

2. Informarse sobre posibles inversiones

Si dispone de algunos ahorros, tal vez sea puedas hacer algo de esto:

  • Invertir en un plan de jubilación privado.
  • Considerar inversiones en bienes raíces u otros activos de bajo riesgo. No escuchéis los cantos de sirena de charlatanes que en las redes sociales aseguran que pueden haceros millonarias y, sobre todo, no arriesguéis vuestros ahorros en criptomoneda o en inversiones de alto riesgo en las que os lo jugáis todo.
  • Asistir a un taller o un seminario sobre gestión financiera, inversiones y ahorro.

3. Hacer una simulación de la pensión de jubilación

Los expertos también recomiendan realizar, a partir de los 50, una simulación de jubilación, para ver si podemos aspirar a una pensión y de qué cuantía, así como las medidas que podemos tomar para mejorarla.

Para hacer los cálculos, hay que tener en cuenta que en algunos países se conceden ciertas ventajas a las mujeres que han sido madres. En España, por ejemplo, reciben un complemento de maternidad de varios cientos de euros anuales por cada hijo. Y en Francia, suman 8 trimestres de cotización adicionales por cada hijo, además de beneficiarse de un incremento de la jubilación de hasta el 5 %.

Medidas personales

Hagas lo que hagas, tu estado físico y mental es fundamental. Como también es fundamental que no estés sola. La familia es importante, pero también puedes contar con el apoyo de grupos de mujeres o de asociaciones. Del mismo modo, trata de crear una red de apoyo sólida que incluya amigos, familiares y colegas.


Me gustaría conocer vuestra opinión

Me gustaría saber cuál es vuestra situación, qué opináis del artículo y qué medidas pensáis que se podrían tomar para reducir la brecha económica entre hombres y mujeres, así como para favorecer su independencia económica y evitar que lleguen empobrecidas a la jubilación.

Os invito a añadir vuestro comentario y a suscribiros para mantener viva la discusión en 50yque.com.

Un abrazo, mujeres fabulosas.

Subscribe
Notify of
guest
3 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
trackback

[…] también: ¿Cómo no llegar pobre a la jubilación? O cuando a los 50 descubrimos la pensión que nos va a […]

trackback

[…] Leer también: ¿Cómo no llegar pobre a la jubilación? O cuando a los 50 descubrimos la pensión que nos va a que… […]

Scroll al inicio