Cada día aparece un nuevo superalimento que se supone que va a curarnos de todos los males. Muchas de esas maravillas tienen nombres exóticos, cuestan un riñón y encontrarlas es más difícil que localizar a Wally. Pero hoy voy a hablaros de un alimento extraordinario, que probable ya tenéis en vuestra cocina: el vinagre de sidra de manzana.
Numerosos equipos científicos han investigado en los últimos años sus propiedades y llegado a la conclusión de que es una auténtica panacea. Por ejemplo, han demostrado que puede ayudarnos a controlar los niveles de glucosa en la sangre y reducir los dañinos picos glicémicos que se producen después de comer alimentos ricos en azúcar o hidratos de carbono. También es una herramienta útil para perder peso, regular el tránsito intestinal, reforzar el sistema inmunitario y mejorar el estado de la piel y del cabello.
Vinagre de sidra de manzana no es vinagre de manzana
La ciencia no ha hecho más que corroborar lo que decían nuestras abuelas e intuía la humanidad desde hace miles de años: que el vinagre es bueno para la salud. ¡Pero atención, eso no significa que tengáis que poneros a beber vinagre directamente de la botella! (que hay gente para todo). Luego os cuento cómo conviene consumirlo.
A los científicos les interesa, en particular, el vinagre de sidra de manzana, que no hay que confundir con el vinagre de manzana.
Ambos se elaboran a partir de manzanas, pero el de sidra está menos procesado y conserva más nutrientes y enzimas naturales.
Si se puede elegir, el vinagre de sidra es mejor que sea sin filtrar y sin pasteurizar, orgánico y que en la etiqueta indique «con madre». La «madre» es una sustancia gelatinosa formada por bacterias y enzimas que se desarrollan durante el proceso de fermentación.
Pero tranquilas: si no tenéis un vinagre así, no pasa nada. Basta con que sea de uso alimentario (¡yo evitaría beberme el que se utiliza para limpiar el baño!), de buena calidad y con una acidez del 5 %.
Pérdida de peso, grasa abdominal, triglicéridos…
Agua con vinagre para reducir barriga y triglicéridos:
De las investigaciones científicas realizadas con el vinagre de sidra, podemos mencionar una de ellas, en la que se dio una cucharada de vinagre, disuelta en un vaso de agua, antes de comer a un grupo de personas. A otro grupo, le dieron un placebo. Al cabo de tres meses, comprobaron que las personas que tomaban vinagre habían perdido entre uno y dos kilos, y reducido su grasa abdominal y sus triglicéridos.
En otra investigación de características similares, en la que los participantes seguían una dieta para adelgazar, vieron que el grupo que tomaba vinagre había perdido el doble de peso.
¿Pero cómo actúa el vinagre en nuestro organismo?
El secreto está en el ácido acético que contiene.
Ese ácido tiene la particularidad de desactivar de forma temporal la alfa-amilasa, la encima que sirve para digerir los hidratos de carbono. De esa manera, el azúcar y los carbohidratos se transforman en glucosa, pero de forma mucho más lenta.
Paralelamente, el ácido acético estimula nuestros músculos para que transformen más rápidamente la glucosa en glucógeno.
La combinación de esos dos efectos (una ralentización del paso de la glucosa a la sangre y una absorción más rápida) hace que disminuyan hasta en un 30 % los picos glicémicos (es decir, los incrementos brutales de glucosa en nuestra sangre después de comer azúcares e hidratos de carbono). Y algo que es muy importante, es que lo consigue sin que el páncreas tenga que producir insulina para lograrlo.
En resumen, el consumo de vinagre ayuda a luchar contra las consecuencias derivadas de los picos glicémicos frecuentes. A saber: resistencia a la insulina, riesgo de diabetes, problemas cardiovasculares, inflamación o almacenamiento de grasa en el cuerpo.
¿Qué otras propiedades tiene el vinagre?
Y no es lo único que el humilde vinagre puede hacer por nosotros. Aquí incluyo una lista no exhaustiva de sus beneficios.
- Mejora la digestión y reduce el apetito
¿Te cuesta hacer la digestión? El vinagre te puede ayudar. El ácido acético da un empujoncito a los estómagos faltos de acidez y ayuda a descomponer las proteínas y las grasas. De este modo, limita la sensación de hinchazón.
Algunas personas dicen que el vinagre les irrita las mucosas y les produce ardor de estómago. Por supuesto, si es vuestro caso, no lo toméis.
No obstante, conviene señalar que la acidez del vinagre no ‘daña’ las paredes del estómago. De hecho, los jugos gástricos son más ácidos que el vinagre, al igual que el zumo de limón o una Coca Cola.
- Mejora el tránsito intestinal
El vinagre de sidra también es rico en prebióticos, que sirven para nutrir las bacterias buenas de nuestro intestino. Y, como seguramente sabéis, tener una buena flora intestinal ayuda a ir al baño como un reloj y, de paso, a eliminar las toxinas acumuladas en nuestro cuerpo.
- Refuerza el sistema inmunitario
Una microbiota intestinal sana nos protege frente a muchas enfermedades. Pero además el vinagre es un potente agente antibacteriano, que puede aliviar, por ejemplo, el dolor de garganta y la congestión nasal.
- Melena brillante y sana
El vinagre de sidra es un gran aliado para nuestro cabello: purifica y regula el cuero cabelludo graso gracias a su PH, tensa las escamas de nuestro pelo, dejándolo suave y brillante, es un espectacular anticaspa natural gracias a sus propiedades antibacterianas y, por último, pero no menos importante, ayuda a estimular el crecimiento del pelo.
Para aplicarlo basta con agregar dos cucharadas de vinagre a una taza de agua.
Después de lavar el pelo, se echa la mezcla y se masajea la melena y el cuero cabelludo de forma delicada. Luego se enjuaga con agua abundante.
El olor puede resultar algo desagradable, pero desaparece en cuanto el pelo está seco.
- Mejora el estado de la piel
El PH del vinagre, similar al de una piel sana (en torno a 5) también hace que sea interesante para combatir problemas cutáneos, como el exceso de grasa, o para eliminar las toxinas de la piel y mejorar su aspecto general.
¿Cómo incluir en vinagre en nuestra dieta?
- La primera, obvia, es incluir vinagre a discreción en las ensaladas y en otros alimentos (en este momento, me ha dado por acordarme de las lentejas con vinagre de mi madre).
- Tomarlo antes de comer. Otra solución, ideal para limitar los picos glicémicos, consiste en añadir una cucharada de vinagre en un gran vaso de agua y tomarlo 20 minutos (o menos) antes de la comida.
Yo lo estoy probando ahora y parece que me va bien. Ya os contaré a medio plazo si me funciona y si me he acostumbrado.
- Y si os habéis olvidado del vasito con vinagre antes de comer (es más que comprensible), podéis tomarlo después, casi con los mismo efectos, además de ayudaros a hacer la digestión.
- Otra forma de tomar vinagre es comiendo los encurtidos de toda la vida. Alimentos conservados en una mezcla de vinagre, agua, especias y otros condimentos. Pueden ser aceitunas, pepinillos, cebollitas, berenjenas, limones… Las posibilidades son enormes.
Se considera que son alimentos muy beneficiosos para la salud, aunque tienen un problema: suelen contener mucha sal y, a menudo, también azúcar.
En el libro «La revolución de la glucosa», que se ha convertido en un éxito planetario, la bioquímica francesa Jessie Inchauspé propone otras combinaciones con vinagre. Estas son las que más me han llamado más la atención:
– Tomar una taza de té a la canela con una cucharada de vinagre de sidra.
– En un vaso de agua, incluir una pizca de sal, una pizca de canela y una cucharadita de postre de vinagre de sidra.
– Incluir en una tetera de agua caliente, un cuarto de limón, un trozo de jengibre, una cuchara de vinagre de sidra y una poco de estevia para que esté más dulce.
¿Cuánto se puede tomar? ¿Tiene efectos secundarios?
Una ensalada con vinagre o un vaso de agua con una cucharada de vinagre dos o tres veces al día, no conllevan, en principio, ningún riesgo. No obstante, hay personas que se quejan de ardores de estómago y que, por tanto, no deberían tomarlo. Tampoco deberían consumirlo las mujeres embarazadas si no está pasteurizado.
Atención: el consumo en grandes cantidades conlleva peligros
Lo que sí conlleva peligro es un consumo frecuente y en grandes cantidades de vinagre, porque puede irritar no solo el estómago, sino también el esófago, la boca y el esmalte dental.
El abuso de vinagre puede aumentar la excreción de potasio a través de la orina y, en consecuencia, derivar en niveles bajos de este mineral. Pero, insisto, estoy hablando de un consumo muy importante.
Por último, hay que señalar que el vinagre de sidra de manzana puede interactuar con ciertos medicamentos para la diabetes o los diuréticos.
¿Comprimidos y gominolas de ácido acético?
Yo no lo sabía, pero existen complementos de ácido acético, aunque no hay estudios que demuestren su eficacia.
En cualquier caso, el complemento debería tener una concentración de al menos 800 miligramos de ácido acético (el equivalente de una cucharada de vinagre) y, sobre todo, no incluir azúcar entre sus ingredientes, como pasa con las gominolas, con lo que se consigue el efecto contrario al buscado.
Respeto todas las opciones, pero ¿por qué gastar dinero en complementos si tenemos a nuestra disposición un producto mejor, además de natural y barato como es el vinagre?
En conclusión
En resumen, el vinagre de sidra de manzana tiene todas las características para ser calificado de superalimento. Muchos famosos lo han entendido y alaban sus virtudes en las redes sociales, como si fuera un gran descubrimiento y no algo que consumimos desde siempre.
También han surgido empresas que, aprovechando la tendencia, están vendiendo vinagre de sidra de manzana a precios de oro, así como gamas completas de cremas, lociones y otros productos derivados.
Por último, me gustaría insistir en que el vinagre por sí solo no es útil si no va acompañado de una dieta sana y equilibrada. No tendría sentido, por ejemplo, tratar de compensar una ingesta pantagruélica de pasta, pasteles y helados tomando vasos con vinagre. Es, sobre todo, una cuestión de sentido común (que como todos sabemos, es el menos común de los sentidos).
Os dejo con vuestro vasito con vinagre y nos vemos pronto. Un abrazo, mujeres maravillosas.