La pregunta surgió cuando me puse a buscar ilustraciones para un artículo sobre la invisibilización de las mujeres a partir de los 50.
Como no encontraba la foto ideal, acudí a DALL-E (una inteligencia artificial creada por OpenAI y hermana de Chat GPT) y le pedí:
«Quiero una ilustración de una mujer en la cincuentena. La mujer se está poniendo una capa de invisibilidad y empieza a desaparecer».
Y esta fue su respuesta…
¡La mujer creada por la IA podría tener 85 años!
Sus arrugas son tan profundas que parecen surcos abiertos con un arado. ¿Y su cuello? Es la envidia de las tortugas Galápagos.
El conjunto es totalmente incongruente para una mujer en la cincuentena.
Una imagen distorsionada de las mujeres
Lo que me preocupa es que es la IA nos representa así después de alimentarse de todos los contenidos digitales existentes. En otros términos: las mujeres en la cincuentena son vistas en Internet y en las redes sociales como viejas.
Reprimiendo mi enfado, pregunto a DALL-E: «¿Puedes hacer la misma ilustración, pero con una mujer en la cincuentena que tenga menos arrugas?».
Su propuesta «mejorada» es esta:
La señora en cuestión parece mi tía de 67 años (y su doble fantasma). Con todo el respeto del mundo para las señoras de 67 años.
«Retrato de una mujer típica de 50 años»
Sorprendida, decido hacer a DALL-E una petición genérica:
«Haz un retrato de una mujer típica de 50 años».
Me lo temía.
La IA sigue fiel a su idea de que una mujer en la cincuentena no tiene ningún encanto ni sex appeal, ronda la jubilación o ya está en ella, y dedica su tiempo libre ¡a ayudar en la parroquia! El corte de pelo, las gafas, la ropa… Todo hace pensar en una persona mayor.
Yo, por lo menos, no me siento representada.
¿Así nos ve la sociedad? ¿Así nos ven los hombres? ¿Así nos ven las empresas? Si es así, comprendo por qué nos sentimos ignoradas o invisibilizadas.
«Atractiva, moderna y sin muchas arrugas»
Entretanto, yo sigo necesitando una ilustración para mi artículo, así que, armándome de paciencia, insisto. Esta vez trato de dar muchos más detalles a la IA:
«Quiero que sea una mujer en la cincuentena, atractiva, moderna y que no tenga muchas arrugas. La ilustración debe ser de tipo comic».
Su propuesta me deja atónita:
La IA dibuja una mujer en la cincuentena con cintura de avispa y cuerpo de veinteañera. Y el colmo es que, en el reflejo del espejo, se abre provocativa el vestido para dejar a la vista unos pechos turgentes.
El pelo cano es el único vestigio de la cincuentena. Por lo que se refiere al resto: la mujer ha pasado de vieja… a joven, sin ninguna transición.
El cóctel milagroso: «moderna, de clase media y activa»
Cabreada, le espeto a la máquina: «¡Esta mujer parece demasiado joven para tener 50 años!»
Y le reclamo otra ilustración, pero esta vez la mujer tiene que ser «moderna, de clase media y activa. Puede ser una mujer que trabaja en una oficina».
Por primera vez, la imagen se acerca a lo que busco.
No hay capa de invisibilidad ni nada parecido, pero, al menos, la mujer no parece una abuelita.
La «inteligencia» aprende
Animada por el logro, le pido a DALL-E:
«Haz el retrato de una mujer en la cincuentena, moderna, de clase media y activa en una oficina«.
Sin pegar saltos de alegría, la respuesta parece por fin verosímil.
«De clase media…»
Con las mismas características, le pido «una mujer española en la cincuentena, de clase media, vestida con ropa cómoda en su casa».
Caramba, la idea de «clase media» de la IA es la que yo tengo de una mujer de clase alta. La casa, el peinado, la ropa… Todo destila elegancia controlada, como si fuera una fotografía de revista.
La única nota discordante son las manos, que, a diferencia del resto, no han pasado ni por el salón de belleza ni por la clínica estética.
Mujer «de clase baja» que «limpia la casa»
En mi agotadora búsqueda de la representación de una mujer en la cincuentena, decido cambiar mi petición.
En lugar de «clase media» pongo «clase baja» y, en lugar de «ropa cómoda para estar en casa», indico «ropa para limpiar la casa«.
El resultado es este:
Por fin, la mujer de la ilustración parece estar en la cincuentena. Lleva un vaquero y una camiseta. Tiene algunas arrugas, pero también el atractivo de la madurez y parece mirar a la cámara con confianza, pese a que se disponga «a limpiar la casa». La representación se me antoja bastante acertada, aunque para mí representa más bien a una mujer de clase media «en su casa».
La «inteligencia» parece que está aprendiendo o que por fin comprende lo que quiero (o lo enfadada que está «la vieja»). Pero recordemos lo que había propuesto como «retrato de mujer en la cincuentena»:
Es decir, que, sin más indicaciones, la IA refleja cómo nos ve la sociedad: viejas y ajadas. Y vosotras, «abuelitas» de 50, ¿en qué rostro os sentís reflejadas? Decídmelo en los comentarios.
(Y a los de OpenIA: ¡ya podríais pagarme por la clase intensiva que le he dado a vuestra «inteligencia»!)
Un abrazo, mujeres maravillosas.
Los primeros intentos, ni mi suegra con 79 años está así.
Hola Silvia. ¡Es exactamente lo que yo pensé! Por eso escribí el artículo. El hecho de que la IA nos represente así da que pensar…